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CRÓNICA: Siguiendo al P. Alonso de Barzana SJ en el pueblo y Prelatura de Juli


Como parte de la promoción de la Causa de Beatificación del Venerable P. Alonso de Barzana, el P. Benjamín Crespo SJ, Vicepostulador de la Causa, participó de diferentes actividades en la Prelatura de Juli (Chucuito, Puno), antigua Doctrina de Juli, en donde Barzana y muchos otros jesuitas realizaron una importante labor evangelizadora desde 1576 a 1767. Compartimos esta crónica escrita por el P. Crespo, en la cual nos informa sobre estas actividades de promoción y nos detalla cómo la memoria de los jesuitas sigue viva en estas tierras aymaras.

Juli, 6 de junio del 2019

Me siento movido e invitado a escribir esta tarde lo que estoy experimentando, sintiendo y gustando internamente al estar en estas tierras a orillas del Lago Titicaca, a cuatro mil metros de altura, en la antigua Doctrina de Juli, y en donde Alonso de Barzana, Diego Bracamonte Diego Martínez, Ludovico Bertonio, Bernardo Bitti, y muchos otros jesuitas, sacerdotes y hermanos, vivieron y entregaron su vida a Dios al servicio de los naturales, habitantes de estas tierras sur andinas, de cultura y lengua aymara, desde 1576 a 1767, y que dejaron estas tierras a raíz de la expulsión de la Compañía de Jesús.

Recuerdo cuando en Roma, el 16 de junio del 2015, el P. Toni Witwer, Postulador General de la Compañía, junto con el P. Gabriel Ignacio Rodríguez, Asistente Regional de América Latina Septentrional, me preguntaron “Benja, ¿sabes quién fue Barzana?”. Y respondí “lo siento, no tengo ni idea de quién fue, pero puedo preguntar y buscar información”.  El P. Toni volvía de una audiencia con el Papa Francisco quien le comunicó su deseo que se reabra la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios Alonso de Barzana,

Barzana fue misionero itinerante que trabajó en nuestro Perú en Lima, en las doctrinas de Santiago del Cercado y Huarochirí, luego en Cusco, en la Doctrina de Juli, por ello estuvo en Zepita, Chucuito, Yunguyo, Copacabana y otros pueblos aymaras de las cercanías del Lago, y en la provincia de Pacajes para evangelizarlos. Luego fue enviado a Arequipa y continuó su misión pastoral en Bolivia, Argentina y Paraguay y estando ya enfermo a pedido del Provincial regresó al Perú falleciendo en la ciudad del Cusco en la madrugada del 1 de enero de 1598 y fue enterrado en la cripta del Templo de la Compañía de Jesús, siendo el primer jesuita “que desde aquella Ciudad Real de los Ingas se trasladó al Paraíso”.

También recuerdo que antes de salir de Roma de vuelta a la Provincia y para trabajar pastoralmente en Cusco, fui nombrado Vice Postulador, ya que Alonso de Barzana murió en Cusco y allí debía empezarse este proceso conforme a las normativas de la Iglesia.

Y ahora luego de cuatro años de caminar tras sus huellas y estando aquí en Juli me impacta el testimonio de vida ejemplar de Alonso de Barzana en mi vida, vocación jesuita y ministerio pastoral la cual se está volviendo cada vez más significativa. Que ciertas son aquellas palabras del Papa Francisco cuando en el encuentro de los jesuitas del Perú con él en la Sacristía de la Iglesia de San Pedro, en Lima, el 19 de enero del 2018, nos dijo: “A mi Barzana me sedujo”.

P. Benjamín Crespo SJ y P. Adolfo Domínguez en los exteriores del Templo San Juan de Letrán.

El P. Alonso de Barzana llegó al Perú el 8 de noviembre de 1569 integrando el segundo grupo de doce jesuitas (Sacerdotes, Hermanos y Estudiantes) enviados por el P. General Francisco de Borja y se establecieron en el Colegio de San Pablo. Luego de misionar en Lima y Cusco Barzana fue enviado en noviembre 1576, a la Doctrina de Juli, de lengua aymara, y fue uno de los cuatro designados para ella. La doctrina de Juli comprendía el mismo pueblo de Juli y un centenar de pequeños poblados, con un total aproximado de 30.000 habitantes.

Han transcurrido muchos años, y al estar aquí en Juli, me impresiona estar en este pueblo andino y aymara situado a orillas del lago Titicaca y mirar sus rostros, escuchar a sus gentes, ver en las fachadas de Iglesias y casas el anagrama de la Compañía, entrar a los templos y capillas y contemplar cuadros y pinturas murales en las paredes de estos antiguos templos la vida de San Ignacio, San Francisco Javier, San Francisco de Borja, Cardenal San Roberto Belarmino.

Aquí en Juli sobresale también el jesuita Ludovico Bertonio, italiano, nacido en Arcevía, Ancona, en 1557 y fallecido en Lima el 3 de agosto de 1625. Ingresó a la Compañía en Roma el 29 octubre 1574, misionero en Perú, ordenado sacerdote en Lima el 31 marzo 1582 por Santo Toribio de Mogrovejo. Profesor en el Colegio de San Pablo (1582-1584), El Provincial Juan de Atienza lo destinó a Juli en 1585 “porque deseaba mucho ocuparse con los indios”. Aquí pronunció sus Últimos Votos el 1 noviembre 1593.

De 1599 a 1603 estuvo como misionero en Potosí, Bolivia. Regresó a Juli (1604-1619), publicó varios libros en lengua aymara con la ayuda de un nativo de Juli, publicadas primero en Roma en 1612 y al año siguiente aquí en Juli: dos gramáticas, una elemental y otra de nivel avanzado, una vida de Cristo, y un confesonario-sermonario. Todos los libros fueron impresos “en la Casa de la Compañía de Jesús de Juli en la Provincia de Chucuito”.  Destacó por su dedicación a la lengua aymara que utilizó como misionero itinerante y formador de jóvenes jesuitas en Juli. Se enfermó de gota y pasó a Arequipa y luego a Lima donde falleció en el Colegio de San Pablo. La plaza de Juli está dedicada al P. Ludovico Bertonio y se halla un busto suyo considerado como un jesuita misionero y lingüista.

Estar aquí en estas tierras de impresionante sol y cielo azul fuerte e intenso frío, nos hace sentir la presencia viva de los jesuitas, que realizaron su misión evangelizadora desde 1576 a 1767 promoviendo la vida y el desarrollo integral, desde la fe y el evangelio, encarnándolo e inculturándolo en esta cultura aymara e iglesia local y desde la cultura aymara acompañando la vida de la población a vivir el evangelio encarnado en el seguimiento de Jesucristo pobre y humilde, amándolo y queriéndolo en los rostros humanos curtidos de los hombres y mujeres pobladores del sur andino, olvidados por muchos y muy queridos por pocos.

Ayer luego de desayunar con el nuevo Obispo de esta Prelatura, Monseñor Ciro Quispe López junto con Adolfo Domínguez, jesuita peruano e historiador, salimos a visitar y peregrinar por el pueblo para conocer los cuatro grandes templos, donde hoy día se continúa viviendo y respirando un aire y espíritu evangelizador impresionante y conmovedor.

Del Obispado fuimos primero al Templo de San Pedro Mártir, actual Catedral de Juli, iniciado por los dominicos en 1567 y continuado por los jesuitas, donde vemos cuadros de la vida de San Ignacio y de la Virgen del Hermano Bernardo Bitti. Este Templo está al lado de la Casa de la Prelatura de Juli, en la plaza de armas.

Luego por casualidad o por algo más, entramos a la Municipalidad buscando información y estaban allí conversando dos personas, que nos recibieron con aprecio, sin saber quiénes éramos, nos enseñaron el museo regional y al preguntar por dónde ir a los templos. una persona nos dijo, “si desean yo los puedo acompañar”. 

Y seguimos el itinerario de los Templos Nuestra Señora de la Asunción y San Juan de Letran, ambos funcionan hoy como museos coloniales, cuya construcción fue también iniciada por los dominicos y continuada por los jesuitas. Y la misma experiencia de sentir cómo sigue viva la presencia de los jesuitas en sus cuadros y murales pintados en las paredes. Las personas que cuidan te dicen “aquí estuvieron los jesuitas”. Y al preguntarles como lo saben, te contestan “se lo escuché decir a mis padres y abuelos”. Y como llevaba puesta la casaca con el anagrama al toque me preguntaron “¿usted es jesuita?” y el rostro curtido de estas gentes como que se ilumina. “Padrecito, ¿se va a quedar?”…“Gracias padrecito por venir”.

Templo Nuestra Señora de la Asunción.

Y al final del recorrido llegamos al templo de San Ildefonso y luego llamado de Santa Cruz de Jerusalén, iniciado a fines del siglo XVI y concluido en 1607 y que fue construido desde sus inicios por los jesuitas pero que actualmente se encuentra casi totalmente derruido y que gracias a Dios y a la iniciativa del Obispo se está elaborando un proyecto de reconstrucción. Las gentes te cuentan que cuando por efectos del tiempo y otros factores se derrumbó lloraban de pena y tristeza.

Ésta mañana acompañado por seminaristas me llevaron a conocer el también impresionante Templo de Pomata, y en donde nuevamente se experimenta la misión evangelizadora en estas tierras aymaras. Allí el párroco nos invita a conocer el Templo de San Pedro de Challapampa. Así que luego de pasar por el mirador de Pomata y contemplar la majestuosidad del lago Titicaca nos dirigimos a San Pedro de Challapampa, a 17 kilómetros de Juli, templo del siglo XVI, hecho de piedra y adobe y en donde se encuentra un famoso retablo llamado por algunos “el retablo Bitti” tallado en madera de cedro y maguey, elaborado entre 1575 y 1591. Aquí en Challapampa dicen que hubo una casa de retiros llevada por los jesuitas. En la plaza estaban dos señores, el Teniente Gobernador vestido de negro con su banda signo de su autoridad y otro señor tomando sus traguitos. Conversamos un momento, con afecto y estima mutua. Fotos del recuerdo de este breve pero bonito momento. “Padrecito, quédense. Aquí vivieron jesuitas”. Otra vez lo mismo. Les mostré  mi casaca con el anagrama que ellos conocen pues está en la entrada de la Iglesia y en algunas casas y me abrazaron.

Juli, 7 junio 2019

Esta mañana, en el Templo de San Pedro Martir, tuvimos el conversatorio sobre la historia de Juli a cargo de la Licenciada en Turismo Yudith Luna y a continuación presenté la vida, vocación, misionera evangelizadora del Venerable Padre Alonso de Barzana y el proceso de su causa de beatificación y canonización.

Convocados por el Obispo Monseñor Ciro Quispe, asistieron autoridades del pueblo, todos los sacerdotes y religiosas de la Prelatura, maestros y alumnos del Instituto Pedagógico, jóvenes estudiantes y pobladores de Juli. El Templo estaba casi totalmente lleno, dicen que alrededor de 250 personas.

Empecé agradeciendo la invitación del Obispo y la presencia de tantas personas en esta mañana en la Catedral de Juli. Mostré mi admiración por el pueblo de Juli, por sus pobladores, por la historia viva y siempre presente de la misión evangelizadora de los jesuitas en estas tierras, y en concreto por el testimonio ejemplar del Venerable Padre Alonso de Barzana, enmarcándolo en la vocación del santo pueblo fiel de Dios integrado por fieles laicos, religiosas, sacerdotes, obispos y pastores. Todos estamos llamados a la santidad de vida y siempre recordamos a todos nuestros familiares, amigos y paisanos en la fiesta litúrgica de Todos los Santos.

Luego de la presentación sobre la vida y ministerio pastoral del Venerable Padre Alonso de Barzana y el proceso actual de su causa de beatificación y canonización, al final varias personas expresaron su agradecimiento por valorar al pueblo de Juli en su pasado y en este momento de su historia, por la presencia viva de los jesuitas a lo largo de más de 400 años de historia y de manera especial al Papa Francisco por mostrarnos el ejemplo de la vida del Venerable Padre Alonso de Barzana y reabrir este proceso de beatificación que esperamos llegue a reconocerse su fama de santidad. El Obispo dijo que ésta había sido la primera conferencia que se ha dado en la historia de la Catedral de Juli, a cargo de una mujer y un padre jesuita y prometió seguir promoviendo estas actividades como parte de la misión evangelizadora.

Por ser siete de junio, día de la jura de la bandera, me invitaron a participar en la ceremonia cívica patriótica en la plaza de Juli, Ludovico Bertonio, S.J. con el desfile de varias instituciones.

Luego me invitaron a las Oficinas de la Unidad de Gestión Educativa Local de Chucuito-Juli y allí me entregaron dos ejemplares, uno de ellos para hacérselo llegar al Papa Francisco, del Vocabulario de la Lengua Aymara del P. Ludovico Bertonio, editado aquí en “la casa de la Compañía de Jesús de Juli en la Provincia de Chucuito” en 1612.

Conversamos varios temas sobre como continuar promoviendo esta causa, les gustó la idea de proponerles traducir al aymara todo el material de la causa, de organizar diversas actividades religiosas, artísticas, culturales, como pueblo, colaborando especialmente con el Obispo y esta Iglesia local de Juli, haciendo memoria agradecida y transmitiendo a las nuevas generaciones esta herencia importante y continuar respondiendo a la situación de hoy y mañana.

Luego, sacerdotes y religiosas, compartimos el almuerzo en casa del Obispo Monseñor Ciro Quispe, en ambiente fraterno y cordial. Y al final se les entregó el material de promoción de la causa: estampas, novena, biografía y afiche. Entre los presentes estaban algunos párrocos de la nueva Prelatura de Huancané que comenzará a fines de junio. Me dijeron que me invitarían, que hablarían con su nuevo Obispo que se consagrará a fin de mes y hacer también esta promoción en esos pueblos del lago Titicaca de lengua quechua.

Conversatorio en la Catedral de Juli sobre la Causa de Beatificación del P. Alonso de Barzana.

Juli, 8 junio 2019

También estoy acordando con el Obispo de Juli traducir al aymara la estampa y así promover la devoción del pueblo y de manera especial celebrar la eucaristía en la Catedral y en todas las parroquias de la Prelatura el día primero de cada mes por esta intención. También el conversará este tema con el Obispo de Puno Monseñor Jorge Carrión y con el nuevo Obispo de la recién creada Prelatura de Huancané y cuyo nuevo y primer Obispo, de los Misioneros de San Pablo, será ordenado a fin de mes, para que en toda esta zona y región se promueva en el pueblo fiel, pobre y creyente esta devoción. Me dijeron también que en el pueblo de Yunguyo tienen por patrón a San Francisco de Borja.

Además de la causa de beatificación y canonización del Venerable Padre Alonso de Barzana, también fueron presentadas anteriormente a la Santa Sede e iniciadas con su aprobación las causas de otros misioneros jesuitas: la de los Siervos de Dios PP. Diego Martínez (1542 – 1626), Juan Sebastián de la Parra (1550 – 1622), Juan de Alloza (1597 – 1666) y el H. Gonzalo Báez (1604 – 1662). El P. Diego Martínez y el H. Gonzalo Báez fueron también misioneros en la doctrina de Juli.

Juli, 9 junio 2019

Hoy domingo solemnidad de Pentecostés, concelebré con el Obispo en la Misa de 7.30 a.m., llena de fieles, entre gente mayor y gente joven, estudiantes, niños, con cantos y lecturas en castellano y aymara. Un joven recibió el sacramento de la confirmación preparado por las Hermanas Misioneras de la Caridad fundadas por la Madre Teresa de Calcuta. En la homilía en el contexto de Pentecostés el Obispo se refirió también al testimonio misionero ejemplar de Alonso de Barzana y su proceso actual de beatificación. Muchos comulgaron y dicen que cada vez se nota mayor participación de los fieles de Juli. En el ofertorio presentaron sus ofrendas con frutos del pueblo y al final de la misa se acercaron a recibir la bendición con agua bendita con fervor y devoción.

Luego del desayuno en casa salimos al distrito de Huacullani es uno de los siete distritos que conforman la provincia de Chucuito, a 3940 m.s.n.m., en la frontera con Bolivia, pasando Desaguadero. Además era la primera visita del Obispo a este pueblo que hasta el momento depende de la Parroquia de Pomata. Concelebró con el Obispo el Párroco, de lengua aymara. En la capilla estaban las autoridades, alcalde, regidores, tenientes gobernadores todos con sus esposas y todos vestidos de negro según sus costumbres y tradiciones. En una de las paredes sobresale un cuadro grande y bonito, de Nuestra Señora del Rosario patrona del pueblo y en la parte inferior del cuadro se ven a Santo Domingo de Guzmán y a San Ignacio de Loyola, fundadores de las dos órdenes religiosas de misioneros que evangelizaron estas tierras. Se nota una vez más la presencia viva de los primeros jesuitas y de nuevo es la misma gente del pueblo que lo mencionan. “Por aquí estuvieron esos padrecitos que nos enseñaron el evangelio y las buenas costumbres”. Toda la misa en lengua aymara, me dieron un pequeño cancionero, editado en Bolivia en 1984 con la aprobación del Arzobispo de La Paz y de su Obispo Auxiliar encargado de la pastoral del Altiplano norte. Al final de la misa el Alcalde le dio al Obispo la medalla del pueblo, una chalina de lana de llama y un vaso ceremonial, en señal de acogida y aprecio a la labor de la Iglesia en esta zona. Ya en el camino de regreso el Obispo me regaló esa chalina.

La casa parroquial abandonada, restos dejados asi nomás. La gente le pide al Obispo cuidado y atención pastoral. En su homilía el Obispo les prometió apoyarlos con mayor presencia y de manera especial atender a personas mayores, viven solas, en pobreza y miseria. Almorzamos allí lo que nos ofrecieron unas papitas y trucha del lago con sus cebollitas. Los pobres ofrecen con cariño sus alimentos. Casi no hay jóvenes.

De vuelta pasamos por Juli y recogí mis cosas pues el Obispo me llevó a Puno, él tenia una reunión de temas pastorales relacionados con proyectos de desarrollo y defensa de la vida y derechos humanos, en el local de los Padres de Marynoll. Me alojé en casa del Obispo de Puno Monseñor Jorge Carrión. Conversamos diversos temas tomando un cafecito, le ntregué el material de la promoción de la causa de Barzana y quedamos que en fecha oportuna hacer lo mismo en la Catedral de Puno. Luego por la noche salimos los tres a comer en un local de la plaza de armas. Nos tomamos un buen pisco sour hecho de muña y una sopita caliente.

Eucaristía por la Solemnidad de Pentecostés en la Catedral de Juli.

Puno, 10 junio 2019

Puno, 10 junio 2019

Luego de desayunar y conversar con el Obispo de Puno salí a visitar la Catedral, caminar por el centro y llegué al Santuario de la Virgen de la Candelaria, patrona de la ciudad. Recé allí haciendo memoria agradecida y experimentando la gracia de Dios. Son experiencias hondas que tocan el alma, sobre todo el ver allí a gente sencilla y fe grande ante la imagen de su Virgencita Candelaria.

Luego de desayunar y conversar con el Obispo de Puno salí a visitar la Catedral, caminar por el centro y llegué al Santuario de la Virgen de la Candelaria, patrona de la ciudad. Recé allí haciendo memoria agradecida y experimentando la gracia de Dios. Son experiencias hondas que tocan el alma, sobre todo el ver allí a gente sencilla y fe grande ante la imagen de su Virgencita Candelaria.

Vuelta a la casa, almuerzo y salida a Juliaca con el Obispo para tomar el vuelo de regreso a Lima, y tratando de asimilar e interiorizarlo vivido, sentido y gustado estos días, Es algo que debo seguir discerniendo.  Es toda una experiencia espiritual la que estoy viviendo estos días siguiendo los caminos y trabajo pastoral de Alonso de Barzana.

No sé a dónde me va a llevar, ni si en Roma aprobaran este proceso, ni si Alonso de Barzana llegará a ser beato o santo, pero todo lo dejo en manos de Dios y con la compañía de Alonso de Barzana y compañeros jesuitas misioneros y con ánimos de seguir haciendo esta misión que la Compañía me ha confiado. Recuerdo a Ignacio: “Haz todo como si todo dependiera de ti, pero reconoce que todo lo hace Dios”.

P. Benjamín Crespo, SJ

Puno, 10 de junio del 2019